lunes, 19 de marzo de 2012

lunes, 5 de marzo de 2012

Hombre: un testimonio


¿Y si confiesa decididamente a sus asombrados hijos que se coje todo?
¿Que se coje qué?
¡Una vaca, un pollito, un trolo, una lesbiana, una nifomana, un...!
Naturalmente, del especimen del cual colectivamente aborrecemos indiscriminadamente suelto de lengua (y, según lo menciona, de ropa interior) se desenvuelve como pato en el agua (¿turbia?).
¡Oh, triste y patetica figura de macho impotente ante lo imposible!
¿Quien es el iluso que cree en tus irrealizables hazañas?
¿Quien recoge tus pensamientos en voz alta y los cree a pies juntillas?
Es triste saber que la verguenza (al fin) es compartida tanto por el lenguaraz como el mencionado (por el mismo) objeto y deseo de su placer.
Un onanista conjurado y decidido a mencionar los detalles exagerados de una situación ficticia.
Un triste pajero infeliz que se agranda en la cancha del rival y gambetea (lo intenta) la duda con una vehemente aseveración: "esa es una puta", "aquel es un puto"...
¡Oh, poderosa pija de los dioses!
¿Cuando cesara tu virilidad improbable?
Todas tus hazañas mencionadas y recopiladas en un libro no son suficientes para crear a un verdadero hombre.