Enfermos de risa
sin oportunidad de
obtener cura
recorren las ruinas sombrías
de los enemigos mentales
Hombres y bestias
contemplan
el mismo fuego
No hablan
Contemplan
lo alucinógeno de la
llama
En Nueva Guinea
mis ojos huérfanos de
barbarie
observaban a través de
una mísera ventana
el temor de los que iban
a ser devorados
El estupor es una hoja
en blanco
Los inocentes están incomodos
Naturalmente
los inhumanos ríen
Solo ven el fuego y la
carne
Los rostros desencajados
de espanto
aguardan
por los insaciables
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