Documento Rockdelux. Más de diez años después de darse a conocer, y sin haber abandonado por un solo momento los terrenos de la vanguardia musical, la banda berlinesa Einstürzende Neubauten aterrizó por primera vez en España en 1991 para ofrecer dos de sus espectaculares performances, en las que se entremezclaban el rock de vanguardia, las tendencias artísticas más avanzadas y una filosofía política heredera de los postulados de la Facción del Ejército Rojo. Blixa Bargeld, que compartía el liderazgo de estos activistas musicales con su papel como guitarrista en los Bad Seeds de Nick Cave, le habló a Jesús Rodríguez Lenin de política y provocación.
Desconocidos por completo para el público medio, el nombre de Einstürzende Neubauten (que traducido al castellano viene a ser algo así como “nuevas edificaciones que se derrumban”) sí es conocido en los ambientes culturales en contacto con las corrientes artísticas más innovadoras que han surgido en los años ochenta en la antigua República Federal de Alemania.
Procedentes de la isla cultural que era hasta hace poco más de un año el lado occidental de Berlín, Einstürzende Neubauten se dieron a conocer por sus agresivas representaciones escénicas. Su música –el principal motor de sus actuaciones– era una abrasiva mezcla de estructuras disonantes emparentadas con las tendencias de compositores de música contemporánea como Edgard Varèse, John Cage o Karlheinz Stockhausen, y una interpretación muy libre de lo que es el rock.
“Nunca he logrado enterarme de qué significa la palabra ‘comercial’. Me parece que cada vez gusta a más gente este tipo de música, pero no he podido comprarme todavía ninguna casa; debe de ser porque no hacemos música house”(Blixa Bargeld)
Una de las peculiaridades más llamativas de su puesta en escena –que luego sería imitada por otras bandas de la llamada “música industrial”– era el uso de “instrumentos” no convencionales, tales como taladros eléctricos, hormigoneras, muelles, cristal golpeado por martillos, etc., que contribuían a crear una base rítmica apocalíptica y completamente inusual, sobre la que la guitarra, el bajo y la voz tejían un espeso manto de sonidos nihilistas, y proclamas revolucionarias abiertamente combativas, que con el paso del tiempo no solo no han perdido virulencia sino que en los tiempos “light” que corren han demostrado una perseverancia digna de alabar. Blixa Bargeld, su portavoz, se enfrentó al calor de la calle Galileo un domingo por la tarde (2 de junio), y sentado en una silla de ruedas que alguien había dejado olvidada –lo juro, así es– la noche anterior en The Revolver Club, atendió todas y cada una de mis preguntas con el agrado de encontrarse delante de “un camarada”.
Esta ha sido la primera vez que Einstürzende Neubauten ha actuado en España. ¿Tenías alguna referencia acerca del interés del público español en Einstürzende Neubauten? No tenía ninguna referencia especial, pero creo que tampoco ha habido una promoción adecuada del concierto…, pero no es tu culpa.
¿En qué ha cambiado Einstürzende Neubauten desde 1980 hasta el momento actual? Somos mayores, unos cuantos años más viejos.
(Alguien a mi espalda pregunta:) ¿Os habéis hecho más comerciales? Nunca he logrado enterarme de qué significa la palabra “comercial”. Me parece que cada vez gusta a más gente este tipo de música, pero no he podido comprarme todavía ninguna casa; debe de ser porque no hacemos música house.
Una vez entrevisté a uno de los miembros del grupo artístico de los sesenta Fluxus, el alemán Wolf Vostell, y aprovechando que él también ha grabado discos e incluso óperas, le pregunté por la música alemana actual, y lo único que me nombró fue Einstürzende Neubauten. ¿Qué te parece? Me parece estupendo. Estoy orgulloso de que haya gente que forma parte del panorama cultural alemán que nos conozca, y cada vez que una de estas personalidades habla de nosotros me siento encantado. Pero todavía no he podido comprarme una casa.
¿Qué porcentajes de arte y música hay en la obra de Einstürzende Neubauten?Afortunadamente, no he tenido que separar en porcentajes ambas facetas. Creo que eso es algo que debe opinar cada cual al enfrentarse al grupo.
En unas declaraciones de tu compañero Mark Chung, decía que denominaros “grupo” os servía para poder vender discos como si fuerais un grupo de rock. ¿Vosotros qué os consideráis? En alemán, a los Baader-Meinhof también se les denomina “grupo”, y tampoco es gente que viva o ensaye junta.
En esas mismas declaraciones, Mark Chung declaraba su marxismo, y se preguntaba cómo podía estar satisfecho de cómo se desarrollan las cosas en el mundo siendo un marxista. ¿Qué ha cambiado en tu perspectiva de berlinés y de alemán la caída del Muro? Para mí personalmente, o para los restantes miembros del grupo, no ha supuesto un gran cambio, porque la mayoría del tiempo lo pasamos trabajando, y esto no ha tenido consecuencias en nuestro trabajo. Lo único que ha cambiado, en todo caso, es que nos ha permitido trabajar con un dramaturgo de la antigua RDA, Heiner Müller, con quien hemos colaborado en una banda sonora para su obra de teatro “Hamletmachine”. Ahora nos es bastante más fácil entrar en contacto con él.
¿Se os conoce en Alemania del Este? Sí, como una leyenda.
¿Piensas que ha sido positivo o negativo todo el conflicto socio-económico creado por la caída del Muro? Yo no soy quién para ponerme a hablar por boca de los varios millones de personas que formaban parte de la RDA, ni para considerar si ha sido positivo o negativo para sus vidas el cambio efectuado, pero lo cierto es que, como bien debes saber tú, Lenin, la miseria es una ley del capitalismo y la miseria ha llegado a estos cinco “länder” que antes eran la RDA. También se ha producido un auge del movimiento nazi, así que cada cual saque sus conclusiones.
“Los edificios construidos después de la guerra se levantaban siguiendo unas técnicas muy concretas, que sufren lo que se llama ‘fatiga de los materiales’. Estos edificios se mantienen en pie gracias, únicamente, a los cables metálicos que llevan en el interior de la estructura. Si estos cables se cansan, los edificios terminan derrumbándose. Son, por lo tanto, las ‘nuevas edificaciones que se derrumban’” (Blixa Bargeld)
Bueno, hablemos de vuestras actuaciones. Aquí no se os había podido ver nunca y circulaban muchas leyendas en torno a los conciertos de Einstürzende Neubauten. ¿Cuáles son ciertas y cuáles son falsas? Ese es un factor bastante malvado. Todas las leyendas son verdaderas. Muchas cosas de las que se escriben en los medios de comunicación terminan conformando una leyenda… No voy a terminar la frase, porque diría demasiado.
¿Cómo os repartís el trabajo dentro del grupo? Mi función es crear conceptos artísticos y letras. F.M. Einheit se encarga del ritmo. N.U. Unruh se encarga de investigar nuevos instrumentos, que construye a partir de materiales encontrados. Mark Chung es el editor y hace los contratos, aparte de tocar el bajo.
¿Y Alexander von Borsig? Alexander volvió a cambiar de nombre por el de Alexander Hacke. Ya no quería pertenecer a la nobleza.
¿Qué significado tienen vuestros seudónimos? El mío me lo puse cuando tenía catorce años, y lo desarrollé durante una época en la que igual que decidí cortarme el pelo de una manera determinada decidí cambiar de nombre.
¿A qué hacen referencia vuestros apodos? Era un decisión personal, pero tenía un significado de ruptura.
¿Y a qué edificios os referís con lo de Einstürzende Neubauten? En Alemania los edificios pertenecen a dos categorías, los que se construyeron antes de la Segunda Guerra Mundial, que se conocen como los “edificios viejos”, y los que se construyeron durante la Segunda Guerra Mundial, que son los “viejos edificios nuevos”. Los edificios construidos después de la guerra se levantaban siguiendo unas técnicas muy concretas, que sufren lo que se llama “fatiga de los materiales”. Estos edificios se mantienen en pie gracias, únicamente, a los cables metálicos que llevan en el interior de la estructura. Si estos cables se cansan, los edificios terminan derrumbándose. Son, por lo tanto, las “nuevas edificaciones que se derrumban”. Ahora es cuando pueden surgir diferentes interpretaciones de ese nombre. Si transmites esa idea a formas musicales, te encuentras con las formas musicales surgidas después de la Segunda Guerra Mundial, el rhythm’n’blues, el rock’n’roll, que también se derrumban. Pero hay más interpretaciones.
Hubo un época en la que el grupo se separó, y luego os habéis vuelto a reunir. ¿Por qué os separasteis y por qué habéis vuelto a trabajar juntos? No sabría explicarte los motivos de ninguna de las dos cosas. No me acuerdo. Pero lo cierto es que no anunciamos oficialmente la separación, ni tampoco anunciamos la reunión.
Para finalizar: ¿Chuck Berry o Karlheinz Stockhausen? (Una pausa increíblemente larga) No me gusta lo que hace Stockhausen actualmente, y me gustaría que caminara como Chuck Berry, pero… Me quedo con Chuck Stockhausen.
Publicado en Rockdelux 78 (Septiembre 1991)
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